La asignación de Alba y Josep |
Hola a todos, Llegamos el sábado a Moscú y teníamos previsto viajar a Chely el lunes pero cuando llegamos la Ecai nos dijo que habían cambios de planes y que viajaríamos el domingo, que el lunes tendríamos la asignación y el martes conoceríamos a la niña. El lunes fuimos la ministerio y nos dijeron que primero nos habían
asignado una niña en la misma ciudad de Chely pero que ese mismo
fin de semana, la abuela de la niña había pedido un permiso
para llevársela. Puede que no vuelva a pedir ningún otro
permiso en su vida o se la quiera llevar a vivir con ella. Ante la duda,
decidieron asignarnos otra niña y como todo fue tan rápido,
la primera que encontraron estaba a 430 Km de Chely dirección Moscú,
en medio de las montañas de los Urales. También nos explicaron que éramos la primera pareja que extranjeros que adoptaban en ese pueblo. Allí solo habían adoptado rusos y a recién nacidos. Luego nos llevaron a una sala donde estaba la niña con la cuidadora y estuvimos con la niña y una docena de personas que nos miraban: la directora, la doctora, la cuidadora, dos señoras del ministerio, la representante, la intérprete y media docena de niñas mayores (de 6 a 12 años) que nos miraban. Y COMO MIRABAN. Que mirada más triste, de saber que a ellos nadie les adoptaría. Que mirada más penetrante. Todavía la tengo clavada. Más que la propia cara de nuestra hija. Estuvimos allí unos 3/4 de hora y después fuimos al despacho de la directora a firmar los documentos pertinentes. Como allí no habían hecho nunca una adopción internacional nuestra representante tuvo que explicarles todos los registros que tenían que hacer, así que estrenamos libreta, y todos los pasos que ahora hay que hacer. Después de firmar que aceptábamos a la niña, sacaron todos los papeles de la mesa y pusieron un mantel, la interprete nos dijo que nos invitaban a comer y allí mismo comimos un plato de sopa de remolacha con verduras y carne de ternera, puré de patatas con hamburguesa y zumo de frutos secos hecho por ellos muy bueno. Comimos muy bien y nos dijeron que los niños comían lo mismo. El orfanato a pesar de comer bien, hacía mucho frío, la calefacción estaba al mínimo y el aspecto general era muy pobre. Antes de irnos nos invitaron a volver a ver a la niña que tenia que estar durmiendo pero al llegar a la habitación allí no dormía nadie. Tenía el conejito, que le habíamos regalado dentro de la cama haciéndole compañía. También le trajimos galletas Príncipe y ni quiso compartirlas con nadie. Como teníamos otro paquete de galletas sin chocolate las dejamos para los otros niños, junto con los colores, recortables, tijeras, libretas, todo un tesoro. Cuando salimos, le dije a Josep que filmara el paisaje, el orfanato para tenerlo de recuerdo el día de mañana Neus y así lo hizo y filmando de repente se dio cuenta que en una ventana había un grupo de niños saludando y al ver que nosotros también les saludábamos fueron a buscar a Neus y estuvimos un rato saludándonos los unos a los otros. Quiero deciros que ese orfanato hay 40 niños de edades comprendidas entre los 4 y los 16 años. Neus es la más pequeña y la mimada por las niñas mayores y según nos contaron ella se dejaba mimar. Al salir del orfanato nuestra representante fue con la inspectora a su despacho para hacer una fotocopia y allí le presentaron al alcalde del pueblo que se disculpó por no haber podido ir con nosotros al orfanato. Si no éramos pocos solo faltaba el alcalde. La verdad es que fuimos la atracción del pueblo, creo que tendrán temas de conversación para unos días. El miércoles cuando regresábamos hacía Moscú nos dijeron que ya le habían hecho los análisis de sangre a la niña. Las ventajas de ser los primeros de la lista. Ya para terminar deciros que ha sido una experiencia única. No quizás en ese momento que no sabíamos que decirle a la niña, ella estaba muerta de vergüenza y nosotros también, pero ahora nos es grato recordarlo. Solo explicaros una cosa más. Por si no lo sabéis tenemos una hija de 7 años, Mireia, que ya ha hecho famosa a su hermana antes de conocerla. Desde ayer que regresamos va por todo el pueblo enseñando las fotos de Neus y explicando que sus padres acaban de regresar de Rusia, que han ido a conocer a su hermana Neus.
Segundo viaje:
Desde el Hotel Victoria se puede ir al centro con el trolebús 17 que se coge en la parada que hay delante mismo del hotel. No hace falta hacer señal para que se pare el autobús ni tampoco para bajar porque para siempre. Se puede subir y bajar por cualquier puerta y hay que esperar que la cobradora venga a cobrar. El trolebús y todo el transporte público cuesta 6 rublos (año 2003) y los niños no pagan. Nosotros viajábamos con nuestra hija de 8 años y no pagaba. El trayecto hasta el centro dura aproximadamente 1/2 hora. y hay que bajarse en la parada de la Plaza Central o de la Revolución donde hay una estatua de Lenin. La parada está justo después de pasar la plaza. La plaza Central es donde está el Ministerio de Educación donde se hacen las asignaciones. Una vez allí, veréis que hay semáforos para cruzar la calle y hay que hacerlo por los subterráneos. En los subterráneos encontrareis un motón de tiendecillas e incluso un mercado. Si queréis comprar caviar aquí esta a buen precio, mejor que en supermercado TEOPEMA que hay al lado del hotel que se aprovechan de los turistas del hotel y el caviar es el mismo. Hay de tres tipos negro, rojo y blanco. El negro es el mas caro, después el rojo y por último el blanco. El negro hay de distintas calidades pero el de la tapa azul es el mejor a nosotros nos costó 400 rublos y en el súper costaba 1700 rublos el mismo. También podéis comprar salmón aumado., muy bueno y otras especialidades aumadas. Si nos situamos en la plaza central mirando la estatua de Lenin veremos
un edificio de mármol blanco que es el teatro de drama. Detrás
del teatro encontrareis a la izquierda un parque infantil que si vais
con niños es una opción. Hay que pagar para entrar y cuesta
5 rublos. Dentro también hay algunas atracciones infantiles que
hay que pagar a parte. Si nos situamos de nuevo en la plaza Central, al otro lado de la estatua de Lenin, esta la parada de vuelta al hotel Victoria. Detrás de la parada hay un tienda de Mango, otra de Adidas, una cafetería y un supermercado. La cafetería es recomendable, hacen un café expreso muy bueno, la bollería, la pastelería y helados exquisitos. Las camareras muy amables y hablan en inglés. Si seguimos a este lado de la calle y andamos siguiendo el autobús
que hemos venido desde el hotel encontraremos unos almacenes de ropa de
niño. Lo distinguiremos porque hay un toldo de aluminio de color
azul y una foto grande de un bebe en la fachada. Los almacenes tienen
tres pisos y tienen de todo, ropa, zapatos, cochecitos,... También
tiene algunas marcas españolas. Si volvemos a la plaza Central por la misma acera donde esta la tienda
de Mango y la cafetería una poco más adelante encontraremos
una calle peatonal que es la calle comercial, según ellos. Si bajamos
por esta calle encontraremos tiendas, aunque sin muchos aparadores. Para
saber de que es la tienda lo mejor es entrar en ella. Volviendo a la plaza Central y siguiendo la calle como si volviéramos
al hotel encontraremos un parque. Enfrente mismo hay dos restaurantes.
Uno en la esquina, donde en la puerta suele haber un chico vestido de
cosaco. Me han dicho que se come bien. Al lado hay otro que se llama TAMEPAAH.
Es un restaurante tártaro y parecido a un self-service. Hay que
entrar e ir hasta donde está la comida cruda. Coger un bol. Hay
de dos medidas el más grande es masa caro pero la diferencia es
mínima. Vale la pena coger el grande y si no te lo terminas puedes
pedir que te lo envuelvan para llevar. Yo vi a varias personas que se
lo llevaban en una bolsa incluso el pan. Te sirve todo lo que quieras
de carne, pescado y verduras en el bol y después te pones especias
y vas al mostrador donde están los cocineros y te lo hacen a la
plancha. Después en el mismo bol te sirves las salsas y las ensaladas. Antes de llegar al parque arriba mencionado en la misma acera de los jardines hay unas galerías comerciales. Si subís hasta el último piso, hay un puesto donde venden películas de video, en ruso, por 60 rublos (menos de 2 EUR). Nosotros compramos dos, Spirit y Lilo y Stich y hay muchas más de Disney. Si volvemos a la plaza Central y seguimos caminando hasta la calle donde pasan los tranvías y giramos a la derecha encontraremos otro restaurante llamado TITANIC. Ya veréis que la fachada parece una barco. En Cheliabinsk a parte de visitar el centro y sus restaurantes también podéis ir al teatro. Hay teatro de drama, de títeres, de opera y ballet. También hay un zoológico. Toda la información que aparece en este relato ha sido elaborado
con las indicaciones que me dieron mis amigos, que habían viajado
antes que yo, y que me han sido de mucha utilidad. Un beso, Josep, Alba, Mireia y Neus. |
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